TEODOSIO: Juliano murió sin
herederos, y el imperio hubo de caer en manos de soldados
venturosos, como Valentiniano, Valente y, más tarde, Teodosio
(379).
Éste era español, buen soldado, cuyo primer cuidado consistió en organizar el ejército y rechazar la invasión de los visigodos, que habían penetrado en la península de los Balcanes. Después de haberlos deshecho, las tomó a sueldo del imperio y a titulo de federados. De esa manera, hizo entrar de golpe 40,000 bárbaros en el ejército romano y los instalé en las provincias fronterizas. De esa manera también, preparó las vías para las grandes invasiones futuras.
TRIUNFO DEFINITIVO DEL CRISTIANISMO: Teodosio se había convertido al cristianismo porque sanó de una enfermedad (380).
Publicó, a raíz de su conversión, un edicto que hacia de los acuerdos del Concilio de Nicea una ley del estado. Tomando partido por los ortodoxos contra los arrianos, ordenó por dicho edicto, firmado en Salónica, « que todos sus súbditos permaneciesen en la religión tal como el divino apóstol Pedro la habla transmitido a los romanos. »
El concilio de Constantinopla condenó en seguida a todos los heréticos y les cerró sus iglesias. En 391, el emperador comenzó a perseguir a los paganos. Les prohibió frecuentar los templos de los dioses, y en 392 les prohibió igualmente adorar a los ídolos. En esa época, fue cuando se cerró el Serapeyón de Menfis, sepultura de los bueyes Apis, y que se apagó el fuego sagrado del templo de Vesta.
PENITENCIA DE TEODOSIO: Esas últimas medidas las tomó Teodosio en razón de un acontecimiento que demuestra la existencia de un nuevo joder, el del clero, que había tomado puesto en el mundo.
Los pobladores de las ciudades de oriente estaban descontentos con el emperador por los favores que éste concedía a los cristianos. Hubo varias revueltas, y una de ellas fue reprimida con extrema crueldad en Salónica (390). El emperador hizo rodear el circo por sus soldados godos durante una representación, y que pasaran a cuchillo siete mil personas. Esa horrible ejecución causó indignación general. Cuando el emperador se presentó en la catedral de Milán, el obispo Ambrosio le vedó la entrada mientras no expiara públicamente su crimen. Teodosio se sometió e hizo penitencia. Por primera vez se veía que un emperador, representante del poder material, se humillaba ante una fuerza puramente moral y espiritual.
ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA: La
iglesia triunfante, no fue ya mera asociación de fieles, sino
una administración religiosa.
El obispo de Roma era considerado como el primero de los
obispos. En cada una de las principales ciudades había un
patriarca. Cada provincia tuvo un obispo metropolitano, superior
a los otros obispos que administraban las diócesis de cada
ciudad.
Esa organización parecía calcada en la administración imperial, pero era absolutamente diferente. En el imperio, todo se hacia por la voluntad de un hombre; en la iglesia nada se hacia sino en virtud de previas deliberaciones y del voto de todos. El imperio era una monarquía absoluta; la iglesia era una república. Así, los sacerdotes y los obispos eran elegidos por los fieles, y los obispos se reunían en asambleas, llamadas concilios, para reglamentar los asuntos de la cristiandad.
Las iglesias empezaron a poseer heredades además de los edificios del culto. Dichos bienes estaban administrados por el clero que empleaba las rentas en atender a fundaciones piadosas hospitales y escuelas.
Por lo que hace relación a las iglesias propiamente dichas es de saber que desde la época de Constantino los cristianos se reunían en las basílicas, nombre con que, en la antigua Roma, se designaban los palacios dé justicia, vastas salas con varias hileras de columnas a las que añadieron otro piso de galerías circulares. Esta forma de construcción pareció propia para contener holgadamente gran número de fieles, en lo cual se distinguieron los templos cristianos de los paganos, que sólo contenían la estatua de su dios.
DIVISIÓN DEL IMPERIO: Teodosio, antes de morir, dividió el imperio (395) entre sus dos hijos. El mayor, Arcadio, debía reinar en oriente; el segundo, Honorio, en occidente.
A causa de la poca edad de ambos, les dio tutores: Rufino, un
galo, que debía gobernar en Constantinopla, y Estilicón, un
vándalo, que debía gobernar en Milán. El imperio de occidente
duré menos de un siglo (476); el de oriente resistió hasta 1453,
época en que los turcos se apoderaron de Constantinopla. La
división o reparto del año 395 marcó el fin de la historia del
Imperio Romano.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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