LA PROPAGACIÓN DE LA DOCTRINA CRISTIANA: La religión cristiana se distingue además de las religiones antiguas por la manera que tuvo de propagarse la predicación.
Jesús, al resucitar, se manifestó a sus discípulos y les dijo
« En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, id y
enseñad a todas las naciones; y yo seré con vosotros hasta la
consumación de los siglos ». Los discípulos fueron, pues,
los Apóstoles del Evangelio, es decir los anunciadores de la
Buena Nueva, que se esparcieron para divulgarla.
La fe cristiana se propagó con gran rapidez unos doce años después del suplicio de Jesús, se señalaba en Roma la presencia de un grupo importante de cristianos.
Dos cosas facilitaron la predicación: la difusión de la religión judía en oriente, y la dominación romana, que habla suprimido las barreras entre los pueblos.
Los apóstoles, todos israelitas, se dieron a recorrer las ciudades y las colonias judías, anunciando que el Mesías, predicho por los profetas, había venido para fundar la Nueva Jerusalén. Ahora bien, desde la conquista de Alejandro, las agrupaciones judías eran numerosas en todo el oriente griego, porque la grandeza de la religión hebrea, que enseñaba la existencia de un Dios único, había seducido mucho a los griegos, y no pocos se habían convertido. Esos judíos de nueva cepa fueron los rimeros prosélitos cristianos.
La predicación se extendió al occidente y tomó allí gran importancia, gracias a san Pablo, que empezó a evangelizar pueblos diferentes a los judíos. El, judío también, y al principio hostil a los cristianos, había participado en las persecuciones dirigidas contra ellos por sus correligionarios. Una visión que tuvo en el camino de Damasco lo determinó a convertirse.
Él fue, sobre todo, el organizador de la nueva religión. Era
rico, instruido, elocuente y, además, ciudadano romano, lo cual
le protegía contra el odio de los judíos y los caprichos de los
gobernadores. Recorrió Grecia y Macedonia, predicó en Salónica.
En Atenas, en Corinto y llegó por fin a Roma, donde fue
decapitado, durante el reinado de Nerón (65). Mereció el nombre
de Apóstol de los Gentiles, es decir de los paganos, y por la
actividad de su propaganda fundó más que ningún otro la iglesia
cristiana. Pero el jefe reconocido de la iglesia fue San Pedro,
porque Jesús lo había nombrado príncipe — es decir,
primero — de los apóstoles.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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