TIBERIO: El imperio pasó de
Augusto a Tiberio (imagen) sin trastorno. El pueblo y las provincias se
habían acostumbrado al nuevo régimen que les proporcionaba la
paz y la abundancia sólo los senadores se lamentaban por sus
antiguas prerrogativas; pero estaban demasiado corrompidos o
demasiado envilecidos para sacudir la coyunda imperial.
Tiberio tenía de parte suya al ejército que había mandado en Germania. Frisaba en los cincuenta y seis años, pareció tomar el poder con desagrado, desdeñó títulos y honores y no quiso ser más que príncipe. El senado fue asociado al gobierno y tuvo que ratificar todas las decisiones del príncipe. Los gobernadores de provincia fueron escogidos según sus méritos y vigilados con rigor.
Pero aquel administrador honrado, se convirtió de pronto en una especie de loco furioso cuando vio perecer a Germánico, el sobrino de Augusto, vendedor de los germanos y a su propio hijo Druso. Descubrió que el asesino habla sido su favorito Seyano, que quería hacer desaparecer la familia de César para llegar al trono.
El emperador concibió odio violento contra los patricios a quienes llamaba << gente dispuesta a todo servilismo>>. Las ejecuciones se multiplicaron; mandó matar a Seyano y se retiró a la isla de Caprel, presa de terror supersticioso que le hizo rodearse de adivinos y astrólogos. Esa locura sangrienta duró hasta su muerte (37) y el relato de sus crímenes nos ha sido transmitido por el historiador Tácito. Pero las proscripciones alcanzaron solamente a la nobleza; el resto del imperio, bien administrado, permanecía indiferente a lo que ocurría.
CALÍGULA y CLAUDIO: El imperio
recayó en Calígula (imagen), hijo de Germánico, llamado así porque
llevaba el mismo calzado que los soldados (cáliga). Empezó por
ser un buen príncipe; pero, atacado de epilepsia desde su
infancia, llegó a ser completamente loco. Su reinado fue una
serie no interrumpida de extravagancias, de libertinaje y de
asesinatos.
Se le vio arrojar dinero al pueblo en el circo, iluminar montañas, hacerse adorar en lugar de Júpiter, y nombrar cónsul a su caballo. Deseaba públicamente que el pueblo romano no tuviese más que una cabeza para matarlo de un tajo. El prefecto de los pretorianos, Quereas, fue el que libró al mundo de aquel loco furioso (41).
Quereas deseaba una restauración republicana; pero los
soldados no la querían. Descubrieron en el palacio, oculto
detrás de una cortina a un hermano de Germánico, llamado
Claudio, y lo hicieron emperador mediante el donativo, esto es
importante gratificación. Éste fue el primer emperador nombrado
por los soldados y aprecio de dinero. Era viejo, calvo,
embrutecido por la embriaguez y, aparte de los negocios
públicos, entregado a estudios de arqueología. A ese ser débil
lo gobernaron sus mujeres y sus libertos, que de antiguos
esclavos llegaron a ser dueños de Roma. Uno de ellos, Palas, lo
decidió a casarse con Agripina, hija de Germánico, la cual
envenenó a Claudio con un plato de setas para asegurar el trono
a su hijo Nerón.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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