EL TIPO ROMANO: El romano era un
campesino latino, esto es un hombre moreno, pequeño y grueso,
con rasgos muy marcados, y barba redonda y prominente.
Tuvo que conquistar el campo en que iba a vivir, a los pantanos de la llanura o a las rocas de la montaña, probando con ello ser hombre robusto y soldado tenaz; lo cual explica, además, el que tuviera ardiente amor por la propiedad, y que, para satisfacerlo, intentara procesos y le gustara la guerra; por eso llegó a ser jurista y conquistador al mismo tiempo.
Fue un propietario económico, duro para con los suyos y severo consigo mismo, cuyo placer más grande consistía en que le llamasen buen colono. Atento a las ganancias, fue hombre positivo y poco aficionado a las artes imaginativas.
En todo fue paciente, obstinado y metódico. Estas cualidades le permitieron administrar el mundo como administraba sus bienes, y conservar las conquistas que hacia. Tenía la religión del orden, que adoró en sus dioses, y que respeté en sus leyes. Tenía tal apego a la legalidad que, durante las luchas civiles entre el pueblo y los nobles, no hubo jamás motines a mano armada.
Su ideal fue la grandeza de Roma. En esto se puede reconocer
el orgullo innato del que siempre ha sido propietario; verdad es
que ese orgullo le dio ánimo para combatir como un héroe e
imponerse a la admiración del mundo.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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