DICTADURA DE CÉSAR: Dueño de
Roma y del mundo, César, como Sila precedentemente, fue nombrado
dictador perpétuo, y sus decretos tuvieron autoridad de ley.
No tomó títulos nuevos, pero se apoderó de las altas magistraturas. Fue un verdadero rey, sin tener este nombre. Redujo al senado a ser un consejo consultivo y aumentó a novecientos el número de sus miembros, pues hizo que figuraran los provincianos. Se dedicó a restablecer la tranquilidad por medio de excelentes medidas, y procuró alejar la plebe de la ciudad, distribuyéndole tierras, emprendiendo grandes trabajos y fundando colonias; procuró que hubiera más justicia en la administración y reprimió los excesos de los publicanos.
Roma aceptó aquella dominación, gracias a la dulzura de carácter, que mostró el dominador. «Nadie supo coma él conquistar los corazones por la bondad, y hacer mudar el temor en esperanza. No sabía ser rencoroso con los vencidos. » En efecto, dio cargos a sus antiguos enemigos y perdonó a todos los que se sometieron.
César era pues un déspota bienhechor, pero a los ojos de la
nobleza, desposeída de autoridad, era un tirano. Los nobles no
habían conspirado contra Sila que representaba la aristocracia y
trabajaba por ella, pero conspiraron contra César que estaba
apoyado por el pueblo, so pretexto que quería tomar el titulo de
rey. Fue asesinado en medio del senado por senadores que creían
restablecer con su muerte el antiguo estado de cosas. A la
cabeza de la conjuración estaba Bruto, sobrino de Catón, que los
historiadores han representado como un hombre virtuoso e
íntegro, pero que debiendo favores a César y a quien César
trataba como a hijo, olvidó los beneficios que debía al dictador
y lo mató a puñaladas (44).
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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