EL TRIUNVIRATO: Las
Cosas se
arreglaron como convinieron aquellos tres hombres. César fue
nombrado cónsul en 59, con promesa de un mando en provincias; se
ratificaron los actos de Pompeyo, y a Craso se le encomendó la
guerra contra los partos, en Asia, lo cual iba a permitirle
rehacer fortuna. El pueblo tuvo también su parte: por una ley
agraria, se concedían tierras a todos los ciudadanos que
tuviesen tres hijos. El senado aunque se opuso hubo, al fin, de
pasar por ello, y Cicerón, el más elocuente de los opositores,
fue desterrado.
Al salir del cargo, César recibió el proconsulado de la Galia Cisalpina durante cinco años, con tres legiones, añadiéndosele la Transalpina con una cuarta legión (58). Inmediatamente empezó la conquista de la Galia independiente (véase el capítulo siguiente).
Craso partió para combatir a los puertos y pereció mientras perseguía en el desierto a aquel pueblo de jinetes, que combatía huyendo a manera de los cosacos (53).Pompeyo, que fue nombrado jefe del ejército de España, no se movió de Roma.
RIVALIDAD DE POMPEYO Y CÉSAR:
A Roma, la ensangrentaban a la sazón las bandas populares que
capitaneaba un agitador llamado Clodio.
Para acabar con semejantes desórdenes, el senado se concerté con
Pompeyo, que fue nombrado cónsul único, con plenos poderes, y
que nada pudo impedir; ahora bien, como César, vencedor de los
galos, quería ir a Roma para hacer ratificar sus actos y escalar
el consulado, trató de oponerse a sus designios César le propuso
entonces que abdicasen ambos. Pompeya rechazó la proposición y
obtuvo un voto que ordenaba a César licenciar su ejército.
César, que acampaba a orillas del Rubicón, limite de la
Cisalpina, se decidió a obtener por las armas lo que no podía
conseguir por los medios legales, y atravesando el Rubicón,
marchó sobre Roma.
A partir de entonces, aquello no fue la lucha de dos partidos, sino la de dos hombres. Pompeyo, cuyo ejército estaba en España, no pudiendo dar cara a las tropas aguerridas de César, huyó a Grecia, y el senado, por miedo al vencedor, le acompañe. Sin perder tiempo, César, después que hubo restablecido el orden en Roma, partió para España, a fin de copar, según decía, << aquel ejército sin general >>. La gloria militar de César, resplandeció aún más con la toma de Marsella, después de un célebre sitio.
En seguida cruzó el Adriático en pleno invierno, sin que la flota de Pompeyo pudiera impedirle el paso. Aunque llevaba pocas tropas, éstas se componían de soldados endurecidos en las fatigas y acostumbrados al combate. El ejército de pompeyanos fue destrozado en Farsalia (48), y su jefe huyó a Egipto, donde fue asesinado al desembarcar en Pélusio.
Antes de entrar en Roma, César emprendió la pacificación de
todos los países donde los ejércitos, devotos del senado y de
Pompeyo continuaban la guerra. En primer lugar, fue a
establecerse en Egipto, cuyo trono dio a la famosa reina
Cleopatra, y desde allí pasó a África donde anonadó a los
partidarios pompeyanos en Tapso (46). Después continué
persiguiéndolos en España, donde acabó con ellos en Munda (43)
tras una batalla reñidísima.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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