LOS IMPUESTOS
El sostenimiento de estas fuerzas y los gastos de gobierno
democrático exigían mucho dinero. Atenas tenía tres fuentes
principales de recursos:
1. º el producto de las minas de plata del Luro y de las plata del Lautario y de las minas de oro de Tracia; 2. º el tributo de los aliados y 3. º los impuestos. Los impuestos ordinarios eran aduanas, consumos, contribución a cargo de los extranjeros y, en tiempo de guerra, el impuesto de rentas. Había también tributos extraordinarios llamados liturgias, que sólo pagaban lo liturgos, esto es, los ciudadanos más ricos.
Las principales liturgias eran: la trierarquia o armamento de un trirreme; la coregia u organización de una representación dramática. Nos extrañará la cantidad e importancia de los impuestos; pero vale recordar que el griego consideraba que debía al estado la vida, el tiempo y los caudales que éste creía necesario exigir.
LETRAS Y ARTES
El siglo de Pericles fué el del esplendor de Atenas. Consagrando
sumas importantes para hermosear la ciudad, ese grande hombre
dió en primer lugar trabajo a la gente pobre, en seguida
estimuló el florecimiento maravilloso de las artes y, por
último, dotó a su país de monumentos cuyas ruinas provocan la
admiración universal. En Atenas, en efecto, el lujo era público.
Los artistas trabajaban para la ciudad y excesivamente poco
para los particulares. Al salir de su modesta y a veces
miserable morada, el ateniense paseaba orgullosamente la mirada
por los templos, los pórticos y las estatuas que representaban
la gloria de su ciudad; le envanecía el convencimiento de que
tanto el poder como las hermosas obras artísticas pertenecían a
todos los ciudadanos.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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