EL EJÉRCITO MACEDONIO
Filipo organizó, en primer lugar, un ejército calcado de la
organización militar griega y así también el armamento; la
novedad de la organización consistía en que el ejército era
permanente y no como los ejércitos griegos, excepción hecha del
espartano, que eran milicias convocadas en momentos de peligro.
Encontró buenos soldados en los campesinos macedonios y buenos oficiales en los nobles, aunque éstos fueron más batalladores que civilizados. Sometidos a una severa disciplina, todos hubieron de hacer marchas forzadas y repetidas maniobras.
El núcleo de este ejército, siempre apercibido a entrar en campaña, fue la falange, análoga la falange espartana, pero mucho más importante. La falange sencilla era una masa de 4,096 hoplitas que presentaba un frente de 56 hombres y i6 filas de fondo. Cada hombre estaba armado de espada y de una lanza que tenía 6 m. 30 de largo, llamada sarica.
Las seis primeras filas llevaban las lanzas inclinadas de manera que las de la sexta fila salieran un metro adelante del pecho de los hombres de la primera. La falange era así una verdadera fortaleza viva erizada de seis filas de puntas de hierro, que barría en la llanura cuanto se oponía a su paso. Cuatro falanges simples formaban la gran falange, o sea una masa de más de 16,000 hombres. Detrás, y en los flancos, marchaban cuerpos de infantería ligera o peltastas, parecidos a los de Atenas. Por último, la falange avanzaba precedida de una vanguardia de tiradores, arqueros y honderos llamados psilistes.
Para guerrear en las llanuras del norte, Filipo organizó una fuerte caballería. Tuvo un cuerpo escogido llamado de catafractes o coraceros, que iban enteramente cubiertos con una armadura, como los caballeros de la edad media.
Para atacar las ciudades griegas de la costa se preparó todo un tren de máquinas de sitio, que los griegos no habían conocido hasta entonces, si bien los asirios las empleaban hacia mucho tiempo. Esta especie de artillería le permitió hacer una guerra de asedio, lo cual sorprendió y aterrorizó a los griegos.
Tuvo, en fin, el nervio de la guerra, gracias a las minas de
oro de Tracia; y las famosas piezas de oro o Filipos, decidieron
en favor suyo a muchas conciencias vacilantes.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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