Ya en el siglo II de la era cristiana, los hunos aparecen establecidos en el Ural, al norte del mar Caspio, a lo largo del Volga y hasta el pie del Cáucaso. En el siglo IV, se dirigieron hacia el oeste, y pasaron encima de los bárbaros establecidos en aquellas comarcas. Hacia el año 374, llegaron a toparse con los germanos y los godos, e inmediatamente con los primeros, aterrorizados, empezaran el éxodo general, la huida hacia el Imperio Romano y las invasiones.
ATILA: Persiguiendo a los visigodos, que huían, los hunos tramontaron los Cárpatos, y sentaron sus reales en una gran llanura que riega el Danubio, que se llamó más tarde Hungría, nombre de otros habitantes de raza amarilla llamados húngaros. Las invasiones de los hunos no se parecieron en nada a las invasiones germanas; no fueron emigraciones del pueblo entero, sino expediciones de conquista y campañas hechas por los guerreros exclusivamente. Bajo el reinado de Atila, estuvieron a punto de constituir un gran imperio bárbaro frente al Imperio Romano.
Jordanes pinta a Atila de baja estatura, ancho de pecho, con cabeza grande, ojos pequeños, barba rala, nariz chata y cutis atezado. Es el tipo del calmuco de hoy. Jordanes añade que fue << un hombre nacido para el pillaje del mundo y para aterrorizar la tierra. >>A Atila le gustaba hacerse llamar << azote de Dios, >> y se vanagloriaba, dicen, de que << no volviese a crecer la hierba por donde había pasado su caballo. >>
Durante algún tiempo, Atila, a quien el emperador había dado el titulo de general, jefe de las milicias, recibió del imperio, con el nombre de sueldo, un verdadero tributo. En 450, ese tributo le fue negado. << Tengo el oro para mis amigos y el hierro para mis enemigos, >> le había respondido el emperador Marciano, Atila se arrojó entonces sobre Galia. En 451, transpuso el Rin con 500,000 hombres, según dicen atravesó primero Bélgica y la devastó por completo.
El
terror causado por su ejército fue tal, que todo el mundo huía
al saber que sus hordas se acercaban; no encontró, pues, la
menor resistencia en ninguna parte, si se exceptúa en Paris,
cuyos habitantes alentados por la joven Santa Genoveva,
le cerraron las puertas. Atila pudo llegar sin combatir hasta
Orleáns.
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LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: GRECIA, ROMA Y LA EDAD MEDIA |
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