HISTORIA DE LA EDAD MEDIA
HISTORIA DE LA EDAD MEDIA PASO A PASO - IDEAL PARA INICIARSE EN LA APASIONANTE HISTORIA ANTIGUA
Se llaman cruzadas las expediciones que emprendieron los
cristianos de Europa occidental, en los siglos XII y XIII, para
rescatar a Jerusalén y el sepulcro de Cristo, midas en poder de
los musulmanes. Y se les da ese nombre, porque los que tomaban
parte en ellas adoptaban corno señal distintiva una cruz de tela
roja cosida a sus vestidos.
En esas expediciones, por lo menos en los comienzos, no se tuvieron en cuenta por decirlo así, las distinciones de razas, de naciones y de estados. Franceses, alemanes e italianos formaban como un solo pueblo, llamado entonces pueblo cristiano.
De aquí que se haya dicho que las cruzadas fueron las guerras exteriores de la cristiandad. En todas ellas, excepto en la sexta, ocuparon los franceses el primer puesto, y de Francia fue de donde salió el mayor número de cruzados. De aquí también que un contemporáneo haya llamado a esas guerras, emprendidas en nombre de Dios Gesta Dei per francos: los actos de Dios por los franceses.
CAUSAS GENERALES DE LAS CRUZADAS. LOS TURCOS: La causa inicial de las cruzadas fue la aparición en oriente (siglo XI) de un nuevo pueblo musulmán los turcos seldyucidas. Originarios de Turquestán, al norte de Persia, los turcos, que pertenecían a la raza amarilla, destruyeron el Imperio Árabe de Bagdad; atacaron en seguida el Imperio Bizantino, le tomaron Asia Menor y se apoderaron de Nicea, no lejos del mar de Mármara. Constantinopla, a partir de entonces, se encontró amenazada, y por consiguiente, Europa. De aquí que, en 1076, el emperador de Constantinopla Alejo Commeno pidiera socorro al papa Urbano III.
Dos años más tarde, los turcos se apoderaron de Jerusalén (1078). Jerusalén estaba en manos de los musulmanes árabes hacia ya más de cuatro siglos (636). Pero los árabes, para quienes Jerusalén era una ciudad santa, no sólo habían respetado los lugares que hacia predilectos la devoción de los cristianos : la tumba de Cristo o Santo Sepulcro, y la iglesia que los emperadores griegos hicieron edificar para abrigarlo, sino que, mostrándose siempre tolerantes, nunca habían impedido las peregrinaciones que, en el siglo XI, eran sobrado frecuentes.
Por el contrario, los turcos fanáticos persiguieron a los peregrinos, les infirieron mil vejámenes y hasta los torturaron; Tierra Santa fue cosa vedada a los cristianos que, desde entonces, no pudieron acercarse al sepulcro de su Dios.
